Nepal, 27 Abr. (AP).- Alojamientos,
combustibles, alimentos, medicinas, electricidad, noticias, socorristas: todo
escaseaba el lunes en la capital de Nepal, donde la gente buscaba a sus seres
queridos, removía escombros en busca de sus pertenencias y buscaba satisfacer
de cualquier manera las necesidades de sus familias. En el campo la situación
era aún peor.
La cifra de víctimas mortales del
terremoto de Nepal superó las 3.700 personas, y el macabro recuento podría
dispararse aún más dependiendo del estado en que se encuentren las vulnerables
localidades de montaña a las que los rescatistas intentan acceder todavía dos
días después del potente terremoto que arrasó este país del Himalaya.
Los reportes recibidos hasta el
momento por el gobierno y grupos de ayuda sugieren que muchas comunidades
ubicadas en las laderas de las montañas están devastadas o intentando hacer
frente a la situación. Udav Prashad Timalsina, el máximo funcionario del distrito
de Gorkha, cerca del epicentro del sismo del sábado, dijo que necesitaban ayuda
desesperadamente.
"Hay gente que no está
recibiendo comida ni refugio. He tenido informes de pueblos donde el 70% de las
casas quedaron destruidas", explicó.
Agregó que en el distrito se ha
conformado la muerte de 223 personas, pero cree que "el número podría
aumentar porque hay miles que están heridos".
El terremoto del sábado, de
magnitud 7,8, sembró el terror en Katmandú, en localidades más pequeñas e
incluso en las laderas del monte Everest, donde provocó una avalancha que
enterró parte del campamento base lleno de escaladores extranjeros listos para
intentar hacer cumbre en el pico más alto del mundo.
Timalsina dijo que en su región
no se había recibido suficiente ayuda del gobierno central, pero Jagdish
Pokhrel, un vocero de ejército claramente agorado, dijo que casi todos los
100.000 soldados de que dispone estaban implicados en operaciones de rescate.
"Tenemos al 90% del ejército
ahí fuera trabajando en búsquedas y rescates", declaró. "Estamos
centrando nuestros esfuerzos en eso, en salvar vidas".
La policía de Nepal dijo el lunes
en un comunicado que el nímero de víctimas mortales en el país subió a 3.617.
Esta cifra no incluye los 18 muertos confirmados tras la avalancha del Everest,
de quienes lleva la cuenta una asociación de montañeros. Otras 61 personas
fallecieron en la vecina India y China reportó 20 muertes en Tíbet.
De las víctimas, bastantes más de
1.000 se registraron en la capital, Katmandú, donde el lunes se impuso una
extraña calma.
Decenas de miles de familias
durmieron al aire libre por segunda noche consecutiva, por temor a las réplicas
del sismo que no han cesado. Acampados en parques, plazas abiertas e incluso en
un campo de golf, se tumbaron cerca de sus hijos pequeños o mascotas para
soportar mejor las frías temperaturas nocturnas del Himalaya.
Se despertaron con el sonido de
perros aullando y martillos percutores. A medida que la primera luz del día se
extendía por los lugares donde hay edificios derrumbados, voluntarios y
rescatistas desplazaban con cuidado losas de concreto y ladrillos rotos que se
mezclan con las humildes pertenencias de quienes allí vivían: ollas y sartenes,
un cuaderno morado decorado con mariposas, un poster de un culturista enmarcado
y muchos zapatos.
"Es abrumador. Hay demasiado
en lo que pensar", dijo Bijay Nakarmi, de 55 años, lamentando la muerte de
sus padres, cuyos cuerpos fueron recuperados entre los escombros del que un día
fue un edificio de tres plantas. Su madre falleció electrocutada por un cable
de alta tensión en la azotea mientras que su padre quedó aplastado al caerle
encima una escalera.
Pasaron solo unos días desde la
última vez que los vio - para el Día de la Madre en Nepal - cuando compartieron
una alegre comida familiar.
"Tengo sus cuerpos en el
río. Están descansando hasta que los familiares puedan venir al funeral",
contó Nakarmi mientras los operarios seguían buscando a otras cinco personas
enterradas bajo los escombros.
El administrador jefe del
distrito de Katmandú, Ek Narayan Aryal, dijo que el lunes se estaban entregando
tiendas de campaña y agua en 10 puntos en la ciudad, pero que las réplicas
elevaron el nivel de nerviosismo de la población.
"Ha habido casi 100
terremotos y replicas, que están dificultando las labores de rescate. Incluso
los rescatistas tienen miedo y huyen de ellas", explicó.
"No nos sentimos para nada
seguros. Ha habido muchas réplicas. No paran", declaró Rajendra Dhungana,
de 34 años, que pasó el día con la familia de una sobrina a la que incineraron
en el Templo Pashuputi Nath en Katmandú.
Humo blanco y acre salía del
templo hindú, el más venerado de Nepal. "He visto arder a cientos de
cuerpos", apuntó Dhungana.
La capital nepalí se compone de
una colección de pequeños y mal construidos edificios de apartamentos. Sin
embargo, fuera de los vecindarios más viejos, muchos en Katmandú estaban
sorprendidos por la manera en que algunas estructuras modernas se derrumbaron
en el terremoto.
El lunes por la mañana, algunas
farmacias y tiendas de alimentos básicos abrieron sus puertas mientras
panaderías empezaban a ofrecer pan fresco. Con las líneas eléctricas todavía
caídas, conexiones telefónicas irregulares y casi sin acceso a internet, los
residentes estaban especialmente ansiosos por comprar los periódicos de la
mañana.
Grandes filas de personas
desesperadas por conseguir combustible esperaban fuera de las gasolineras; los
precios son los mismos que antes del terremoto.
"No estamos subiendo los
precios", dijo Shyam Jaiswal, un vendedor de fruta. "Ese sería un
beneficio ilegal e inmoral".
A medida que empieza a llegar
ayuda de una docena de países, trabajadores de emergencias advirtieron también
de que la situación podría ser mucho peor cerca del epicentro. El Instituto
Geológico de Estados Unidos dijo que el foco del sismo estuvo cerca de Lamjung,
a unos 80 kilómetros (50 millas) al noroeste de Katmandú. Aunque no está muy
lejos, las malas carreteras y las escarpadas montañas complican el acceso a
Lamjung. Incluso antes del sismo, el viaje en coche desde Katmandú a
determinadas zonas de la región podía tomar seis horas. Ahora, se cree que la
mayoría de las pocas carreteras existentes están cortadas por pequeños
deslaves.
El temblor fue el peor de los
registrados en el país en más de 80 años. Destruyó áreas completes en los
vecindarios más antiguos de la capital y fue lo suficientemente fuerte como
para hacerse sentir en partes de India, Bangladesh, la región china de Tíbet y en
Pakistán. Hasta el momento el peor sismo en la historia nepalí era el de 1934,
de magnitud 8,0 y que destruyó casi por completo las ciudades de Katmandú,
Bhaktapur y Patan.
La tragedia ha puesto una enorme
presión sobre los recursos de este país pobre más conocido por el Everest, el
pico más alto del mundo. La economía de Nepal, una nación de 27,8 millones de
habitantes, se basa principalmente en el turismo de montaña y los ascensos al
Himalaya.
Associated Press
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