Chile, 8 Abr. (LÍDER / AP).- Expertos forenses comenzaron a
remover el domingo por la noche la tierra que cubre el ataúd del poeta Pablo
Neruda, cuyos restos serán exhumados el lunes para averiguar qué causó la
muerte del Premio Nobel de Literatura: si fue un cáncer de próstata, como
afirma el régimen militar, o un envenenamiento, como sostiene su chofer y
asistente, o una combinación de ambos.
Los funcionarios del Servicio Médico Legal (SML) empezaron a
echar la tierra de la sepultura en sacos blancos. Hasta las primeras horas de
la noche habían cavado con palas unos 20 de los 65 centímetros de profundidad
que cubren el ataúd del poeta y el de su esposa, Matilde Urrutia.
Las maniobras empezaron después que la sepultura fue
cubierta por una tela blanca sostenida por barras de metal, lo que impidió que
fueran observadas por la numerosa cantidad de periodistas que se apostaron
durante varias horas en la playa de Isla Negra, a 130 kilómetros (80 millas) de
Santiago.
La Fundación privada que administra el legado de Neruda
prohibió el ingreso de la prensa.
Neruda falleció el 23 de septiembre de 1973, 12 días después
del golpe militar del dictador Augusto Pinochet y un día antes de que pudiera
partir al exilio a México, invitado por el entonces presidente mexicano Luis
Echeverría.
En medio de las dudas que rodean la muerte del poeta, un
hecho es virtualmente seguro: Si Neruda hubiese logrado exiliarse en México, se
habría convertido en un opositor prominente a la naciente dictadura del general
Augusto Pinochet (1973-1990), dijo a The Associated Press quien fuera embajador
mexicano en Chile en la década de 1970, Gonzalo Martínez.
Los restos reducidos de Neruda y Urrutia permanecen en su
sepultura habilitada en una esquina de la mansión del poeta donde escribió
algunas de sus poesías más bellas, mirando el océano Pacífico desde la cama de
su dormitorio, dos de cuyas cuatro paredes eran ventanales gigantescos.
Ambos restos fueron trasladados a este balneario en 1992,
desde sus respectivos nichos en el cementerio general de Santiago.
Después de más de una hora en que policías de
investigaciones examinaron el lugar acompañados del doctor Patricio Bustos,
director del estatal Servicio Médico Legal (SML), y de algunos de los expertos
que trabajarán en el caso, una media docena de obreros empezó a levantar una
estructura de fierros que sostuvo la lona blanca sobre la tumba, donde desde
1992 yacen en ataúdes separados Neruda y su esposa, Matilde Urrutia, muerta en
1985.
Ambos fueron trasladados desde sus respectivos nichos en el
cementerio general de Santiago.
Según explicó Bustos a la AP, la carpa no busca ocultar los
trabajos del público ni de la prensa, sino evitar contaminaciones que puedan
alterar los resultados de los diversos exámenes a que serán sometidos los
restos de Neruda, que falleció a los 69 años.
Antes de sacar el ataúd de Neruda, los expertos tomarán
muestras del terreno, de los minerales e incluso de fibras de sus ropas que
pudieron adherirse a sus huesos. Los peritos trabajarán con trajes aislados.
Neruda, que militó casi tres décadas en el Partido Comunista
(PC), murió en la clínica privada de salud Santa María, de Santiago, la misma
donde nueve años más tarde, en 1982, fue envenenado el ex presidente e
incipiente opositor al régimen militar, Eduardo Frei Montalva, según estableció
una indagación judicial.
El informe oficial de la dictadura atribuyó su deceso a un
cáncer de próstata, versión que fue respaldada por la viuda y es sostenida por
la Fundación que lleva el nombre del escritor y que se apropió de todo su
legado.
Su certificado de defunción señala que murió de caquexia
cancerosa, diagnóstico puesto en duda por varias de las personas que lo vieron
pocas horas antes de su deceso, entre ellos el embajador Martínez, quien
gestionó la salida al exilio del poeta.
La caquexia "no concuerda para nada con lo que yo vi,
yo sentí, lo que hablé con el poeta ese sábado 22... Estaba lúcido. No es
cierto que estaba catatónico, tenía sentido del humor dentro de su malestar
personal, su enfermedad ", dijo a la AP televisión el ex diplomático.
La caquexia se produce por desnutrición acelerada,
compromete todo el organismo, empezando por el cerebro y el raciocinio.
Otra afirmación que hace tambalear la versión oficial sobre
el deceso es la de su chofer y asistente, Manuel Araya, quien aseveró a la AP que
seis horas y media antes de morir, el poeta los llamó por teléfono a él y a
Urrutia, que se encontraban en este balneario, diciéndoles desde Santiago que
un médico ordenó ponerle una inyección en el abdomen, que en pocas horas le
causó un malestar generalizado, fiebre, un dolor quemante en el estómago y,
finalmente, la muerte a las 22.30 horas del domingo 23 de septiembre.
Un destacado experto forense consultado por la AP dijo que
lo más probable es que no aparezca evidencia concluyente sobre las verdaderas
causas del deceso del autor.
"No hay que hacerse grandes expectativas o falsas
expectativas pensando que a través de la exhumación y de los análisis de los
restos de Neruda se va a poder establecer la causa y el mecanismo de
muerte", declaró a la AP el médico cirujano y forense Luis Ravanal.
"El laboratorio del Servicio Médico Legal carece de
equipamientos básicos en análisis de tóxicos y medicamentos que hasta los más
modestos laboratorios tienen... De allí que técnicamente existe una importante
limitación, menos aún equipos más sofisticados para detectar otros compuestos,
de allí que invariablemente tendrán que recurrir a otros laboratorios",
señaló Ravanal.
Por su parte, Araya declaró que "si no hubiera quedado
solo, no lo hubieran matado".
Urrutia y él acataron los deseos del poeta y lo dejaron en
la clínica, donde lo ingresaron el 19 de septiembre para protegerlo de
allanamientos y amenazas en este balneario, y regresaron a Isla Negra a buscar
maletas, unos libros, el original de sus memorias y algo de dinero.
"Tengo rabia también porque estuve más de ocho veces en
el comité central del Partido Comunista diciéndoles: `Neruda fue asesinado',
pero no me escucharon a tiempo", dijo Araya. "Me escucharon sólo el 5
de mayo de 2011, cuando di una entrevista al semanario Proceso de México y ahí
se armó un revuelo internacional".
Tanto Araya como uno de los sobrinos directos de Neruda,
Rodolfo Reyes, se quejaron porque el juez del caso, Mario Carroza, no les
permitió que peritos de su confianza estuvieran presentes en la exhumación,
como lo permite la ley.
Eduardo Contreras, abogado del PC que presentó la querella
basado en las afirmaciones del chofer, aceptó finalmente la exclusión de sus
peritos y los sustituyó por una médica experta en laboratorio clínico.
"No hay mala fe, ardid, no hay engaño, pero sí hay, me
parece, falta de rigurosidad", dijo Contreras a la AP.
El grupo forense que manejará el caso de Neruda es casi el
mismo que hizo la investigación sobre los restos de Allende y que dictaminó que
el ex mandatario se suicidó.
El embajador Martínez dijo esta semana a la AP que vio por
última vez a Neruda en la clínica el sábado 22, cuando lo fue a buscar para
llevárselo al avión DC-8 que lo esperaba en el aeropuerto y que, además,
llevaba más de un centenar de exiliados a bordo, pero el poeta postergó el
viaje para el lunes 24: craso error, murió el 23.
Araya cuenta que una enfermera le relató que el médico
Sergio Draper ordenó ponerle una inyección de analgésico a Neruda porque se
quejaba de mucho dolor. Sin embargo, el abogado Contreras dijo que Draper se
desdijo y responsabilizó a un doctor Price de la inoculación.
El supuesto Price nunca ha sido ubicado y tampoco aparece en
ningún anuario de las facultades de medicina chilenas.
Las memorias de Neruda fueron entregadas por Urrutia al
embajador Martínez, quien las guardó un largo tiempo en su casa en México.
Urrutia, Hortensia Bussi -viuda del presidente Allende- y más de un centenar de
exiliados salieron de Chile después del funeral del vate, el 24 de septiembre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario