Washington, 26 Ago. (EFE).- Diferentes voces hispanas del país, desde pequeños negocios
hasta congresistas, expresaron este miércoles su rechazo a la hostil actitud
hacia los inmigrantes del precandidato presidencial republicano Donald Trump,
cuyo último capítulo es la expulsión de una rueda de prensa del famoso
periodista Jorge Ramos.
La
expulsión de Ramos, presentador de la cadena Univisión y considerado por “The
New York Times” como “el Walter Cronkite de los hispanos” en referencia a la
influencia del legendario periodista, fue el principal tema de conversación en
los pasillos del Congreso y en negocios regentados por hispanos.
“Callar
a Jorge Ramos es tratar de callar la voz de los hispanos”, dijo Genero Villa,
analista financiero de 23 años que trabaja en el estado de Virginia y que ayer
comentó con su familia en El Paso (Texas) la última de las muchas salidas de
tono del magnate inmobiliario durante la campaña.
“Espero
que esto haga reaccionar a la comunidad hispana. Que el activismo de Jorge
Ramos les inspire a ser más activos y a votar más”, expresó Villa,
estadounidense de origen mexicano, que durante años se sentó frente al
televisor para saber qué ocurría en el mundo a través de Ramos.
La
grabación en vídeo de la expulsión de Ramos en una rueda en Iowa se ha
convertido en viral en las redes sociales, aunque el magnate le permitió
regresar a la sala y entabló con el discusión sobre inmigración.
En
el vídeo, se repite una y otra vez la imagen del presentador siendo escoltado
fuera de la sala y las palabras de Trum: “Por favor, siéntese, no se le dio la
palabra. Siéntese. Regrese a Univisión”.
“Estoy
orgulloso de Jorge Ramos por defender sus derechos frente a un matón como
Donald Trump”, destacó el congresista demócrata por Illinois Luis Gutiérrez,
que respaldó en Twitter la campaña de apoyo al presentador iniciada con la
etiqueta en español “#EstamosConJorge”.
“El
antídoto para los políticos que atacan a los latinos es la ciudadanía y los
votantes. Donald Trump está actuando como un movilizador a conducción de
latinos al impulsar que pidan la ciudadanía si califican para ello y votar si
ya son ciudadanos”, dijo Gutiérrez, gran defensor de una reforma migratoria.
De
hecho, según una encuesta de la empresa demoscópica Gallup publicada esta
semana, los hispanos de EEUU tienen una opinión muy negativa de Trump debido a
sus polémicas propuestas migratorias, entre ellas la construcción de un muro en
la frontera con México y la expulsión de 11 millones de indocumentados.
En
concreto, el 14 % de los casi 650 hispanos entrevistados para el sondeo
indicaron que ven al magnate inmobiliario de manera favorable, mientras que el
65% tienen una opinión negativa de él, otorgándole una puntuación neta de -51
puntos.
“Si
este hombre tuvo valor de echar a un ciudadano estadounidense, periodista, ¿qué
va a hacer cuando esté en la presidencia? Pues va a echar a todo el mundo y se
va a quedar solo con los viejitos igual que él”, consideró Francisca Celaya, de
origen salvadoreño, que llegó a EEUU hace casi tres décadas.
En
su concurrida peluquería en Columbia Heights, barrio latino de Washington,
Celaya cargó contra Trump, pero defendió que “no todos los republicanos son
iguales”, pues ella recibió asilo político para vivir en EEUU del presidente
George H.W. Bush (1989-1993), padre del precandidato Jeb Bush, más popular
entre los hispanos.
A
pesar del abrumador respaldo que el presentador está recibiendo, el analista
político y profesor de la Universidad de George Washington Michael Cornfield
cree que “los periodistas y celebridades que intercambian palabras con Trump
solo lo validan ante sus partidarios”, según dijo.
En
vez de apostar por la confrontación racional y directa, Cornfield, experto en
retórica presidencial, consideró necesario que los otros republicanos
encuentren temas diferentes a los que Trump ha puesto sobre la mesa, para
privarle de atención y reconquistar el terreno que el magnate les está arrebatando.
“Hay
todavía dos fuerzas que tienen que hablar y que son mucho más importantes que
Trump. Una de ellas son los votantes, silenciados hasta 2016. Todos los
votantes, no solo los votantes hispanos. Y la otra fuerza son los líderes
religiosos, especialmente el primer papa latinoamericano de la Historia”,
apuntó.
Precisamente,
la primera visita del papa a EEUU, entre el 22 y el 27 de septiembre, está
generando una gran expectación en la comunidad inmigrante, que espera que el
pontífice se ponga de su lado con un mensaje de reconciliación, en un momento
en el que el debate migratorio y las tensiones raciales están a flor de piel.
EFE
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