Internacional, 20 Sep. -- Considerada como "la mujer más poderosa del mundo"
por la revista Forbes, la jefa del gobierno alemán, Angela Merkel, conquistará,
según todas las previsiones, su tercer mandato en las elecciones legislativas
del domingo.
A sus 59 años, la canciller alemana —hija de un pastor
protestante, casada dos veces y sin hijos—, es muy popular en su país y una de
las líderes más respetadas en el mundo. Pero también una de las más criticadas.
Nacida y formada en la exRDA, la líder conservadora es
llamada a veces 'la canciller de hierro', por su férrea defensa de las
políticas de austeridad. Pero los alemanes la apodan también 'Mutti' ('Mamá'),
porque les inspira una gran seguridad, en medio de la turbulencia europea.
Después de ocho años al timón de la primera economía de
Europa y de tres liderando la búsqueda de una salida a la crisis en la
eurozona, Merkel se muestra preparada para dirigir su país en otro mandato, sin
que su imagen parezca sufrir por el desgaste del poder y las embestidas de la
crisis económica mundial.
Pero en el extranjero, su figura irrita, provoca cólera e
incluso indignación. Manifestantes coléricos han protestado en las calles de
Atenas, Lisboa y Madrid, responsabilizándola por los recortes de presupuesto
que, afirman, están ahogando las economías de sus países y llevando la tasa de
desempleo a niveles casi nunca vistos.
Los griegos la detestan, y la acusan de querer poner de
rodillas Grecia, para explotarla mejor.
"¡Merkel, fuera!", han gritado en marchas y
protestas millares de manifestantes en esas capitales. Algunos incluso llevan
carteles con caricaturas de Merkel, a la que pintan con un bigote estilo Hitler
y vestida con uniforme nazi.
"Estoy determinada a ver que Europa emerge más fuerte de
la crisis", insiste Merkel, dentro y fuera de su país. "Alemania sólo
puede ser fuerte con una Europa fuerte", repite, una y otra vez, la
canciller, asegurando que Berlín no aspira a ejercer una hegemonía sobre la
Unión Europea.
Escándalo en la recta final
Durante esta campaña electoral, a la que muchos le han
reprochado carecer de sustancia, algunos observadores señalan que Merkel ha
hecho que la próspera Alemania experimente un sentimiento de falsa seguridad 23
años después de la histórica reunificación.
"Merkel encarna a la perfección las sensibilidades de
los alemanes en estos comienzos del siglo XXI", afirma el responsable del
influyente semanario Die Zeit, Josef Joffe. La canciller "es perfectamente
predecible, en su flexibilidad. Y al electorado, que detesta el riesgo, le
encanta eso", escribió Joffe.
Su biógrafo, Gerd Langguth, resalta que Merkel, aunque está
siempre bajo la luz de los reflectores, sigue siendo un enigma. Es "una
esfinge", que aprendió de sus años bajo la dictadura de Alemania del este,
escribe.
De niña, Angela Dorotea Kasner —la primera mujer que dirige
Alemania y la primera desde Margaret Thatcher que dirige un gran país europeo—
soñaba con convertirse en una patinadora artística.
Ahora, ocho años después de su ascensión al poder gracias a
una alianza entre sus conservadores de la Unión Democrática Cristiana (CDU) y
los socialdemócrata, Merkel cuenta con un 60% de opiniones favorables, algo que
no tiene precedentes desde la Segunda Guerra Mundial.
"Se ha convertido en una especie de madre de la
nación", estimó el politólogo Oskar Niedermayer. "Encarna al común de
los mortales [...] y eso le gusta a la gente", agrega, comentando la
imagen de la mujer que se ha convertido en la líder conservadora de su
generación.
Amante de la ópera, del vino tinto francés y de las caminatas
en las montañas italianas, Merkel, que hace ella misma sus compras en un
supermercado barato, proclama que su modelo es la ama de casa alemana, símbolo
de la austeridad y el autocontrol.
Y su esposo, el profesor de química Joachim Sauer, con quien
Merkel se casó en 1998, es tan tímido que no asistió a la ceremonia de toma de
poder de la canciller, en 2005.
FUENTE: AFP
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