EL
ALTO, BOLIVIA (ANBOLIVIA).- Los estudiantes
de la Unidad Educativa Juana Azurduy de Padilla de la ciudad de La Paz han
festejado el miércoles a sus profesores y profesoras por la esforzada labor que
desarrollan en la educación, ello en conmemoración al ‘Día del Maestro
Boliviano’.
El periodista de la
Agencia de Noticias de Bolivia (ANBOLIVIA), visitó la Unidad Educativa Juana
Azurduy de Padilla donde los estudiantes de inicial, primaria y los padres de
familia festejaron a sus maestros y maestras con diferentes actividades
artísticas, disertaciones poéticas, las presentaciones musicales, entre otras
actividades. Luego compartieron un almuerzo comunitario y los estudiantes
entregaron regalos a los maestros y maestras.
La Directora de la
Unidad Educativa Juana Azurduy de Padilla del turno mañana, Teresa Callisaya,
felicitó a cada uno de sus colegas del área urbana y rural por la sacrificada
labor que realizan cada uno de los educadores.
La autoridad del
establecimiento demandó al gobierno municipal, el departamental y nacional
apoyar con la construcción de aulas con mejores condiciones, entre ellas, una
mejor iluminación en las aulas, el mejoramiento de los pisos, el cambio de las
pizarras. Sobre este último destacó la dotación de 13 pizarras acrílicas y
marcadores de agua por el municipio de La Paz.
“Yo estoy feliz por
tener está profesión de maestra, porque me da la oportunidad de formar
generaciones y aportar con un granito de arena a mi patria, además de realizar
la formación de niños en las aulas”, afirmó Callisaya.
El establecimiento
educativo cuenta con 28 maestros y maestras, de ellos 8 corresponden al área
técnica, 5 administrativos, 1 secretaria y 14 docentes de aula.
Los
maestros y maestras
Por su parte, la
profesora Mirta Robles, contó que vivió muchas experiencias gratas en el
ejercicio docente y recibió el reconocimiento de los estudiantes y de los
padres de familia. “Para nosotros todos los días son lindos, pero a veces hay
algunos momentos malos pero que pasan rápido”, señaló Robles.
Según Robles las
maestras, además de ser madres de familia, realizan un trabajo sacrificado en
el establecimiento y el hogar. Contó que muchas veces tuvo que velar por la
familia de sus estudiantes, porque los educandos recurren a ella para pedirle
orientación y comprensión. “Es triste cuando vimos a un estudiante que tiene
problemas y nos sentimos felices, porque Dios no ha puesto en ese camino”,
indicó Robles.
A su turno, Sonia
Ramos, expresó su alegría porque la labor docente no solo se aboca a transmitir
los conocimientos a los estudiantes, sino de convertirse en los segundos padres
de los educandos, porque a diario escuchan diversos problemas de los educandos
e interceden en su solución.
“Llegamos sin querer a
ser los segundos padres, porque ayudamos a los estudiantes, tropezamos con
padres muy reacios y eso es nuestra labor. El momento gratificando es ver
sonreír a los estudiantes cuando ellos han aprendido algo bueno”, señaló Ramos.
En cambio, la profesora
María Antonieta Tapia, exteriorizó su alegría por esta fecha y agradeció a la
población por permitirles inculcar en los estudiantes parte de su vida. “Lo
hacemos un apoyo espiritual en todo sentido, sobre todo en las escuelas fiscales
donde los estudiantes más tienen familias desestructuradas y hay estudiantes
huérfanos donde el maestro tiene que hacer el papel de padres”, manifestó
Tapia.
Los maestros y maestras
coincidieron en señalar que la labor docente tiene más experiencias gratas que
ingratas.
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