EE.UU. 8 Jun. (AP).- Más de un
año después del maremoto que devastó Japón, mató a miles de personas y arrastró
millones de toneladas de desechos en el océano Pacífico, el gobierno de Estados
Unidos y varios estados de la costa oeste todavía no tienen un plan coherente
para limpiar los escombros que flotan hacia las costas estadounidenses.
Tampoco hay una idea clara sobre
lo que se puede esperar.
El gobierno japonés calcula que
un millón y medio de toneladas de escombros están flotando desde el escenario
de la catástrofe. Algunos expertos estadounidenses creen que la mayor parte
nunca va a llegar a la costa, pero otros temen un enorme desastre ambiental.
"Pienso que esto es mucho
peor que cualquier derrame petrolero que hayamos enfrentado jamás en la costa
oeste o cualquier otro desastre ambiental en esta costa" en cuanto a los
escombros, dijo Chris Pallister, presidente de un grupo dedicado a limpiar
escombros marinos de las costas de Alaska.
David Kennedy, administrador
adjunto del Servicio Nacional del Océano y la Atmósfera (NOAA), dijo
el mes pasado a un panel del Senado que en la mayoría de los casos la decisión
sobre la remoción de escombros recaerá en cada estado individualmente. No se ha
determinado la financiación.
El senador demócrata Mark Begich,
de Alaska, y otros dirigentes políticos de la costa oeste han calificado de
inaceptable esa posibilidad y han dicho que los escombros del desastre nipón
representan una emergencia nacional.
Un ejemplo notable de lo que se
puede esperar ocurrió en Oregón esta semana: un muelle de concreto y metal de 20 metros (66 pies) de largo, 2,13 (7)
de alto y 5,8 (19) de ancho llegó a las costas a 1,5 kilómetro (una
milla) al norte de Newport. Un funcionario del consulado japonés en Portland
confirmó que el muelle se separó de la ciudad nipona de Misawa durante el
maremoto.
"Creo que el muelle es un
anticipo del material pesado que vendrá después, y en medio de los escombros
pesados habrá muchos tambores llenos de sustancias químicas que no seremos
capaces de identificar", advirtió Pallister.
Su grupo, Gulf of Alaska Keeper,
trabaja en la misma región devastada por el derrame petrolero del Exxon Valdez,
que derramó 11 millones de galones de petróleo en la Ensenada Prince
William en 1989.
Los escombros del tsunami son
difíciles de rastrear. Los vientos y las corrientes oceánicas son variables.
El NOAA calcula que los escombros
se esparcirán en un área muy amplia pero no puede anticipar cuándo ni cuánto
llegará a las costas de Alaska, Washington, Oregón, California y Hawai.
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