Washington, 5 Nov. (LÍDER / EFE).-
La campaña para las elecciones en EE.UU. toca a su fin y los estadounidenses
permanecen profundamente divididos sobre quién deberá guiarlos los próximos
cuatro años y con qué programa de gobierno.
El demócrata Barack Obama, que ha
tenido que gestionar una pesada herencia, pide más tiempo y lucha por mantener
la ilusión y los apoyos que en 2008 lo convirtieron en el primer presidente
afroamericano de la historia del país.
Su rival republicano, el
empresario y exgobernador de Massachusetts Mitt Romney, anima a los
estadounidenses a no conformarse con 12 millones de desempleados y a castigar
las promesas incumplidas en lo que respecta al control del déficit.
La última jornada antes de la
votación verá hoy a los dos contendientes hacer el último esprint en los
estados donde, según todos los sondeos, se decidirá el martes la elección.
El presidente tiene previsto
visitar las localidades de Madison en Wisconsin, Columbus en Ohio y Des Moines
en Iowa, donde pronunciará junto a su mujer, Michelle, el discurso de cierre de
campaña.
Romney, por su parte, parará en
Orlando (Florida), Fairfax (Virginia), Columbus (Ohio) y cerrará la campaña en
Manchester (Nuevo Hampshire) acompañado asimismo de su esposa, Ann.
La pugna es considerada una de
las más reñidas en la historia reciente de los Estados Unidos y todo indica que
el resultado no se despejará hasta bien entrada la madrugada del miércoles,
hora de la costa este.
Desde el primer debate televisado
hace un mes, en el que Obama sorprendió por su aparente falta de gancho, Romney
ha ido recuperando terreno en las encuestas mientras llevaba a cabo un
espectacular giro al centro y ponía el foco de sus críticas en la supuesta
incapacidad del presidente para dirigir una recuperación económica digna de la
primera potencia mundial.
"¿Quieren cuatro años como
los pasados o quieren un cambio real?", preguntó ayer Romney en Des Moines
(Iowa) a sus seguidores, ante los que predijo: "Estamos a dos días de un
nuevo comienzo".
Por su lado, el presidente ha
advertido de que no es el momento de volver a las políticas de desregulación
que causaron, a su juicio, la gran recesión de 2008, y ha multiplicado sus
guiños hacia la población femenina, la comunidad hispana y los jóvenes, de cuya
movilización dependerá que él pueda repetir en la Casa Blanca.
En un ambiente festivo, sin
chaqueta y en tono informal, en su parada en Florida Obama comentó ayer que su
contrincante "es un gran vendedor" que "ha hecho todo lo posible
por reempaquetar sus ideas y que parezcan otras".
En este tramo final de la
campaña, los dos se han mantenido virtualmente empatados en apoyo popular,
aunque el último sondeo publicado anoche por el Pew Research Center atribuye a
Obama una ventaja de tres puntos porcentuales sobre el republicano (48 % frente
a 45 %).
El estudio revela también que una
mayoría de los estadounidenses aprueba cómo ha afrontado el presidente la
catástrofe provocada por el ciclón Sandy que arrasó hace una semana la costa
Este del país.
Según The Washington Post, Obama
mantiene además una ventaja que puede resultar decisiva en el número de votos
electorales o estatales.
El sistema de elección
presidencial en los Estados Unidos es indirecto, es decir, los ciudadanos
eligen en realidad a los 538 miembros del Colegio Electoral que son quienes, en
última instancia, eligen al presidente y al vicepresidente.
Por lo general, el candidato que
logra el respaldo de la mayoría de los ciudadanos de un estado -lo mismo da que
sea con el 51 % que con el 99 %- se lleva el total de los compromisarios
atribuidos a ese estado.
Si se suman los votos de los
estados indiscutiblemente demócratas y de los que muestran en estos momentos
una inclinación clara por este partido, Obama tendría asegurados, según el
diario, un total de 243 votos del Colegio Electoral, sólo 27 menos de los 270
necesarios para proclamarse vencedor.
Romney, por su lado, tendría
asegurados sólo 206 votos electorales, por lo que necesitaría ganar 64 votos
más, lo que reduce el número de combinaciones victoriosas.
La diferencia se jugará en los
estados indecisos de Florida (29 votos), Ohio (18), Virginia (13), Wisconsin
(10), Colorado (9), Iowa (6) y Nuevo Hampshire (4), que es donde las campañas
de uno y otro queman hoy sus últimas municiones.
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