La Paz, 8 Nov. (LÍDER / AP).-
Andresito es milagroso y hace ganar al equipo de fútbol de su dueño a quien,
además, no le hace faltar trabajo como carpintero. Pity ha logrado regresar al
marido de Gaby Céspedes, un mujeriego empedernido.
Andresito y Pity son cráneos
humanos venerados por sus dueños, una práctica que aunque no es muy extendida
en Bolivia cada año va ganando adeptos entre creyentes católicos de barrios
populosos que celebran a sus "ñatitas" con rezos, música, comida y
fiestas cada 8 de noviembre como corolario de la Festividad de Todos Santos.
El jueves unas 300 personas
llevaron sus cráneos hasta la capilla del mayor cementerio en un populoso
barrio de La Paz para escuchar las oraciones del cura en una extraña adoración
que mezcla ancestrales ritos andinos con creencias católicas.
Cinco años atrás el arzobispado
prohibió la bendición a los cráneos al considerarla una distorsión de la fe.
Por eso el cura Jaime Fernández lleva sólo una estola y hace una oración para
que el alma de lo cráneos descanse en paz. "Nuestra fe es para Dios, no
para las cabecitas (cráneos)", dice, tras lo cual desaparece por una
puerta de la capilla y deja que los creyentes rocíen el agua bendita sobre sus
trofeos.
Durante la colonización de
América los evangelizadores aplicaban crueles tormentos a indígenas que
practicaban esos ritos por considerarlos idolatrías.
En la era prehispánica era común
la práctica de conservar los cráneos como trofeos y mostrarlos durante los
rituales que simbolizaban la muerte y el renacimiento, según expertos.
La celebración comienza en
pasillos y jardines del cementerio. Músicos tocan ritmos alegres "para las
almas". Los cráneos en fila llevan una corona de flores. Algunos tienen
algodón en las cuencas, otros un cigarrillo en los dientes y parecen sonreír.
La mayoría está en urnas de madera, otros en improvisadas cajas de cartón.
Policías requisan a los
visitantes para evitar que ingresen bebidas alcohólicas y beban en el
cementerio, pero no falta la comida.
Según los creyentes los cráneos,
que pueden ser ajenos o de algún familiar, protegen a sus familias, ahuyentan a
los ladrones y hacen milagros.
"Yo amo a Dios y a mi
Andresito", dice el carpintero Oscar Soliz, de 88 años, cuando The
Associated Press le consulta sobre los reparos de la Iglesia al ritual.
Soliz ha conservado el cráneo por
42 años y dice que perteneció a un soldado que apareció muerto en un barranco
cerca de su casa.
Céspedes, un ama de casa, no
creía en las "ñatitas" hasta que 10 años atrás pidió a Pity que le
regrese al marido descarriado.
El catolicismo es la fe
mayoritaria de los bolivianos pero la constitución que puso en vigencia el
presidente Evo Morales en 2009 declara la libertad religiosa e incluye a las
creencias ancestrales, que desde entonces se han hecho más visibles en la
sociedad boliviana.
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