sábado, 2 de julio de 2011

BOLIVIA DEBUTA CON UNA HAZAÑA EN LA COPA AMÉRICA.


Argentina, 2 Jul. (LÍDER / La Razón).- Es toda una hazaña, de aquellas que quedan grabadas en la historia del fútbol. Bolivia logró por primera vez un punto como visitante ante Argentina (1-1), y no lo hizo contra cualquier selección argentina, sino frente a ésta, la de Lionel Messi (al que anoche Raldes —con temple— y compañía anularon), la dueña de casa de la Copa América, la favorita para ganar el título de esta edición.
Van tres Copas seguidas en las que la selección les arruina la fiesta a los anfitriones (Perú 2004, Venezuela 2007 y Argentina 2011), pero ésta es especial por el peso mundial que tiene la albiceleste. Para conseguirlo, Quinteros armó un equipo magníficamente disciplinado en lo táctico, con pocos huecos, que cuando aparecían —merced al juego individual de las estrellas rivales—, rápidamente los solucionaba a través de un sistema escalonado por donde los argentinos no lograban pasar con libertad.
Argentina jugó mal —dirán algunos—, pero fue porque Bolivia le llevó a eso, a estrellarse primero contra una muralla, y luego al nerviosismo —por no saber cómo superar al rival— que de a poco fue carcomiendo sus planes hasta ponerla al borde del precipicio, de donde la rescató Agüero con un lindo gol.  
Lo magnífico de Bolivia fue el juego colectivo, muy solidario (porque todos se pusieron la camiseta y la defendieron dándolo todo) y además con marcada concentración para que ningún cabo quedara suelto.
Argentina tomó la iniciativa, pero manejar la pelota el mayor tiempo posible no le sirvió de nada, pues en la primera mitad, salvo dos o tres acciones, no logró llegar con claridad hasta el arco de Arias.
En el segundo minuto cayó un centro al área de Bolivia y la defensa no reaccionó, Tévez cabeceó afuera. En ese primer período Messi hizo dos entregas, una a Lavezzi y otra a Tévez, pero en ambos casos definieron mal, presionados por la pegajosa defensa boliviana.
El segundo tiempo comenzó con el sorpresivo gol de Bolivia (2’), mezcla entre un acierto de Edivaldo que definió con el taco tras un tiro de esquina de Campos, y un error de Banega por tratar de controlar un no tan manso balón en la línea final.
Argentina sintió la presión y se descompuso por completo, sus figuras no aparecieron (Messi tuvo una opción interceptada por Arias) y, en cambio, la selección boliviana dispuso de un par de opciones que, de haber convertido alguna, podían definir el partido, sobre todo aquella de Martins, que se fue y encaró a Romero, pero no le alcanzó para anularlo.
Batista puso toda su artillería y el que finalmente le dio resultado fue Agüero, que anotó un golazo para el empate, sólo para eso. Bolivia controló bien la recta final y protagonizó la primera sorpresa de esta Copa América.

Los datos

Bien Arias
El golero estuvo nervioso al comienzo, tuvo algún error, luego se afirmó y estuvo seguro en el arco. Hubo una pelota, colocada por Messi, que la sacó con lo justo.
Dos claritas
Cuando el partido estaba 0-1, Martins tuvo un mano a mano que no pudo cerrar con éxito. Luego, tras el empate de Argentina, Arce hizo una magnífica jugada, cedió a Chávez y el remate de éste pegó en un zaguero.
Ronald Raldes - la figura
El zaguero jugó uno de sus mejores partidos con la selección. Impecable

Jaime Robles - destacado
Todo un obrero, él y Flores ganaron muchas batallas de medio campo

Edivaldo Rojas - goleador
La definición, con taco, fue notable. Banega fue su cómplice para el gol

Messi, más ruido que nueces

Es otro
La habilidad de Lionel Messi, considerado el mejor jugador del planeta, apareció sólo por momentos, sobre todo en el primer tiempo. En el segundo se cayó y otra vez estuvo distante al Messi que juega y deslumbra en el Barcelona español.

Buen sistema
Mucho tuvo que ver para anular a Messi y compañía el buen trabajo defensivo del equipo boliviano. No es que se metió atrás a defenderse, lo hizo escalonadamente y con mucha salida.

Casi nada
Argentina tuvo pocas opciones de gol, si se toma en cuenta que tiene a delanteros que en Europa hacen estragos jugando en sus clubes. Un disparo de Lavezzi y otro de Tévez, tras pases de Messi, fueron lo máximo que hizo la albiceleste en el primer tiempo. En el segundo, Agüero le cambió la cara y logró el empate.

Magnífico partido
Lorenzo Carri

Muchos pensarán (y no discuto) que lo lindo de anoche fue el resultado, pero yo creo que lo mejor de la selección fue el rendimiento. El marcador pudo ser ese que se registró, con tinte histórico, pero también un triunfo indiscutible si repasamos lo que fue la segunda etapa y aquella situación increíble de Martins.
Bolivia gozó de una ventaja sorpresiva, y después tuvo una etapa de ensueño. Mientras que Argentina, favorita indiscutible, fue un manojo de nervios y de imprecisiones, y llegó a un empate que —toda una ironía— le supo a triunfo.
El primer tiempo fue un desperdicio como cotejo de fútbol, con un cero a cero que premió a la selección nacional y que castigó al técnico argentino Batista, autor de un milagro: su equipo fue en esa etapa lo más parecido a los elencos de Maradona.
Bolivia tuvo la virtud de estar concentrada y serena, de distribuirse bien en la cancha, y aprovechó la angustia y la nerviosidad de los argentinos —Lavezzi con sus insoportables protestas, Messi poniéndose cara a cara con Raldes (¿)— para  gozar de cuarenta y seis minutos tranquilos, casi sin sofocones para el guardameta Carlos Arias.
Volvimos a pensar que era un típico partido de Copa América, pero ningún torneo ni tampoco millones de espectadores merecían algo así.
La fiesta o el recreo del equipo Bolivia empezó al minuto del segundo periodo con un córner, un taco de Edivaldo Rojas, y el papelón de Banega y el arquero que dejaron pasar una pelota mansita.
Siguió con orden y firmeza, y un contragolpe que pudo ser trágico para el dueño de casa: quedará en el recuerdo la imagen de Marcelo Martins, solo ante el arquero (era el dos-cero clavado) y el paseo de Arce en el área albiceleste y el pase atrás que también apuntó para ser gol.
Fue tanto el desorden del equipo local que su medio campo fue un nudo sin claridad, desapareció totalmente Messi, el técnico tardó una enormidad en convocar a Agüero —autor del empate— y una mediocre defensa albiceleste estuvo a punto de pagar los platos rotos.

Lorenzo Carri
es periodista y estadístico.


1 comentario:

Anónimo dijo...

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