jueves, 26 de mayo de 2011

LA REGULACIÓN DE GOLOSINAS REDUCIRÁ LAS VENTAS EN UN 80%

Las comerciantes asentadas en inmediaciones de unidades educativas de La Paz y El Alto afirmaron que sus ventas disminuirán entre 70 y 80 por ciento, si se ejecuta la disposición de regular la venta de la comida chatarra.
La medida, propuesta por el Ministerio de Educación, plantea que las unidades educativas deban regular la venta de estos productos dentro y a 100 metros a la redonda del establecimiento.
En un sondeo realizado por La Prensa entre vendedores asentados cerca de nueve unidades educativas de ambas urbes,  se verificó que se ubican entre cinco a 15 de gremialistas en torno a colegios y escuelas.

Cada uno oferta golosinas, pipocas, papas fritas, sopa de fideo y salchipapas a precios accesibles a estudiantes.
Mencionaron que esta actividad es su única fuente de ingresos para mantener a sus familias, por lo cual se sienten preocupados por la medida anunciada.
Una comerciante asentada en puertas de la unidad educativa Almirante Miguel Grau, de El Alto, quien pidió guardar su identidad en reserva, comentó que a diario genera ingresos por 30 a 40 bolivianos, por lo que percibe entre 700 y 750 bolivianos por mes.
“De este dinero -dijo- invierto cerca de 500 bolivianos para adquirir nuevamente productos para poderlos vender, y el resto, 250, es para la mantención de mis hijos”.
Matilde Condori, comerciante asentada cerca de la Unidad Educativa José Marti, de La Paz, aseveró que a lo largo de más de 30 años que se dedica al comercio, nunca escuchó que se pretenda prohibir la venta de caramelos en escuelas.
“Esta propuesta que ofrece el Gobierno es de gran perjuicio para nosotros, porque los niños siempre buscan golosinas de 30  y 50 centavos, porque no tienen mucho dinero”.
Preocupada señaló que la medida afectará principalmente a la gente más pobre que hizo un gran esfuerzo para montar sus negocios propios.

CAPITALES BAJOS. Los comerciantes encuestados mencionaron que para tener un negocio estable invirtieron entre 700 a 1.000 bolivianos. Es un monto relativamente bajo puesto que comercializan productos cuyo precio máximo es de cinco bolivianos.
Marcela, cuyo puesto es aledaño al Colegio 12 de Octubre, de El Alto, mencionó que sólo se dedica a la venta de salteñas y tucumanas, que vende a 1,50 y dos bolivianos.
“Logré montar este negocio con un presupuesto de 1.000 bolivianos. Cada producto que  vendo tiene un capital de 500 bolivianos. No es mucho”.
María Eugenia, que vende golosinas, refrescos, yogur, chicles, papas fritas, pipocas y demás productos en puertas del colegio Don Bosco, de La Paz, dijo que en su negocio están invertidos más de 1.000 bolivianos.
“Como vendo gran cantidad de cosas que los niños pueden escoger, el capital debe ser también grande”.

DEMANDA. Los vendedores dijeron de que, este negocio no es muy rentable pero que les alcanza para vivir.
Demandaron que si las autoridades quieren que cambien de rubro, deberían otorgarles un incentivo para formar otro negocio como por ejemplo vender sólo jugos o frutas.
“Los niños sólo prefieren dulces y si nosotros cambiamos de producto, estaríamos entrando en pérdida”, aseveró Margarita comerciante asentada  cerca del colegio Ayacucho, de La Paz.
Freddy Grover Choque

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