Mundo, 16 Ago. (LÍDER).- Brasil es el favorito de las inversiones de China y Japón, que se concentran cada vez más en las economías emergentes. Corea del Sur firmó acuerdos con Perú y Chile.
Cuando el gigante de las bebidas japonés, Kirin, anunció a principios de mes que ingresaría en el capital de la brasileña Schincariol, se trató del último ejemplo de la creciente sed asiática por los mercados y las materias primas de Sudamérica. Casi al mismo tiempo, la china JAC Motors anunciaba una inversión de 900 millones de dólares en una planta automotriz en Brasil, en un nuevo proyecto que asocia a dos de los cinco BRICS de potencias emergentes (los otros tres son Rusia, India y Sudáfrica).
China, segunda economía mundial y consumidor voraz de energía, minerales y cereales, ya desplazó a los Estados Unidos como el mayor socio comercial de Brasil y fue el principal inversor en este país el año pasado, inyectando unos 30 mil millones de dólares. Su rival asiático, Japón, tercera economía mundial, busca tanto en Sudamérica como en Pekín recursos naturales y nuevos mercados, dado que la población nipona envejece y sus compañías están obligadas a buscar consumidores en otras regiones.
"Las empresas que dependen de la demanda doméstica ahora buscan en el extranjero, dado que los mercados locales caen y que no se puede esperar un gran crecimiento en Japón", explica Hideyuki Araki, economista del instituto Resona Research.
Con sus importantes recursos naturales y las cada vez más importantes inversiones extranjeras, "Brasil es uno de los miembros del BRICS que registra el mayor crecimiento", dice Araki. "Se estima que su mercado de bebidas y la demanda de otros productos crecerán", señala.
La japonesa Kirin Holdings anunció la compra de una participación por más de 2.500 millones de dólares en Schincariol, la segunda cervecería brasileña y el tercer productor de gaseosas del país.
Las empresas niponas se ven afectadas en los últimos tiempos por el encarecimiento del yen, que hace más costosas las exportaciones, aunque la otra casa de una moneda fuerte es que permite a su posesor salir más fácilmente de compras al extranjero.
Toru Nishihama, economista de Dai-Ichi Life Research Institute, indicó que Brasil, que también tiene una floreciente industria aeronáutica y automotriz, es el favorito de Sudamérica como destino de inversiones.
"Una demanda doméstica dinámica impulsada por su cada vez más importante población es atractiva para las empresas japonesas", indica. "Las firmas japonesas se concentrarán cada vez más en las economías emergentes para que los productos se consuman localmente", añade.
Brasil, que el año pasado registró un crecimiento de 7,5%, ya atrajo numerosas inversiones y focalizará la atención del mundo ya que en 2014 hospedará el Mundial de Fútbol y en 2016 los Juegos Olímpicos.
Corea del Sur, feroz competidor de Japón en los sectores automovilístico, de la electrónica y de maquinaria, también se focalizó en Sudamérica y firmó acuerdos de libre comercio con Perú y Chile.
Este año, un grupo de empresas japonesas y surcoreanas, que incluye a Nippon Steel y a Posco, acordaron pagar 1.950 millones de dólares por 15% de la Companhia Brasileira de Metalurgia e Mineraçao. Pero ninguno logró superar al más entusiasta inversor en Brasil: China.
El secretario ejecutivo del ministerio de Industria y Comercio brasileño, Alessandro Teixeira, dijo en julio que China debe aún inyectar en la economía otros 9.000 millones de dólares este año. La mitad de ese paquete está destinado a las altas tecnologías.
Hasta ahora, China favorecía los sectores agrícolas y mineros como destino para su capital, dijo Teixeira al periódico China Daily.
El comercio con China representó 56.400 millones de dólares el año pasado. El 70% fueron materias primas como soja o mineral de hierro, pero Teixeira señaló que Brasil quiere impulsar el comercio en sectores de media y alta tecnología.
El proveedor de equipamientos de telecomunicaciones chino ZTE, que se instaló en un parque industrial cerca de San Pabllo, registró beneficios en 2010 por 600 millones de dólares en Brasil, y espera este año llegar a los 1.000 millones, según China Daily.
En abril, la presidente brasileña Dilma Rousseff dijo durante una visita a China que el proveedor de equipamientos de telecomunicaciones chino Huawei había anunciado la construcción por 300 a 400 millones de dólares de un centro de investigación tecnológica cerca de San Pablo. También se espera un crecimiento en el comercio de productos agrícolas. Pekín quiere garantizar el suministro de granos y oleaginosas para suplir la demanda interna.
FUENTE: AFP
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