La Paz, 24 Nov. (GAIA Noticias).- Un informe de la Organizaciones de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), determinó que en el país existen dos millones de personas que padecen hambre. A nivel regional, hasta el año 2010, en América Latina y el Caribe el número de personas que no pueden satisfacer sus necesidades de alimento llegó a los 52,2 millones, 600 mil personas menos que en 2009.
Sobre la problemática, la representante de ese organismo, Elisa Panadés, expresó que el tema, en el caso de Bolivia, está relacionado con varios factores como el mal rendimiento productivo de los suelos, la falta de integración carretera para la distribución de los alimentos y los eventos climáticos, extremos que son consecuencia del cambio climático; factores en los que no se tomaron iniciativas concretas.
“En América Latina se producen suficientes alimentos y en Bolivia, aunque los rendimientos (de los suelos) son bajos, también se producen, el problema se da cuando hay emergencias climáticas, cuando hay incomunicación para llegar a un lugar y no llegan ni los alimentos, ni las personas pueden adquirirlos fácilmente (…) Uno de los temas que el Ministerio de Desarrollo Rural está tomando en cuenta es el estudio de suelos porque puede haber mayor producción si hay un mayor rendimiento”, aseguró Panadés.
El diagnostico determina que en Bolivia el 33 por ciento de la tierra se dedica al sector agropecuario, de esa cantidad, un 5 por ciento es arable, 93 por ciento pasturas, y un porcentaje insignificante, es regado. Asimismo, los suelos en el país son extremadamente variados, siendo los espacios de tierras bajas bolivianas (Santa Cruz) los relativamente más fértiles.
Por su parte, el representante del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Juan Risi, explicó que los diferentes climas en el país inciden en que exista una producción regular de alimentos, aspecto que debería ser contrarrestado con la incorporación tecnológica con el fin de optimizar la siembra y cosecha.
“Definitivamente los rendimientos de cultivos tradicional han quedado estancados, no ha habido mayor evolución en los rendimientos de papa, rendimientos de trigo y esto es porque realmente en años pasados no ha habido una política clara de investigación y generación tecnológica, ni se ha tomado en cuenta os saberes tradicionales de las personas en todo este proceso”, señaló.
Otros datos indican que a nivel nacional un 4,5 por ciento de los niños menores de cinco años sufren desnutrición, en contraparte, un 8,7 por ciento, de la misma población, padece sobrepeso. Con relación al precio de los alimentos, el documento establece que la región afronta los niveles más altos en los últimos 30 años, con un incremento del 40 por ciento en cuatro años.
Incremento precios
A partir de junio de 2010 los precios de los alimentos volvieron a elevarse, en agosto de 2011, según la FAO, se registró un nuevo índice de precios, 130 por ciento mayor al que hubo en promedio durante el periodo 2000 – 2005. Este nuevo nivel es incluso 3,1 por ciento mayor que el punto máximo que en junio de 2008, en plena crisis financiera y económica.
El documento indica que los altos precios no tienen similar alcance para los diversos grupos de alimentos, ni afectan de igual modo a todos los países de la región. La mayor preocupación de la FAO se centra en torno a los cereales, cuyos precios son un 36 por ciento más altos en agosto de 2011, comparados con el mismo mes durante 2010. En el caso de estos alimentos (los cereales) son la principal fuente de calorías para los habitantes del mundo. Los dos más importantes, el trigo y el maíz, incrementaron sus precios en un 62 y un 104 por ciento, respectivamente.
Bolivia, con respecto a la producción de algunos alimentos básicos como la carne y los cereales, registra niveles adecuados de producción. Sin embargo, en el tema específico del maíz se registraría un déficit que implicaría un riesgo en la alimentación de pollos para el consumo.
Producción y amenazas
Se estima que en Bolivia existen más de 2,7 mil hectáreas de sembradíos, principalmente en Santa Cruz, Cochabamba y el sector altiplánico. Beni y Pando son los departamentos donde menos producción alimentaria existe, en contraparte, son regiones donde la ganadería es la principal actividad.
Varios diagnósticos sobre gestión de riesgos establecen que la quinua, soya, yuca, arroz, banano, cañahua, hortalizas, papa, maíz, choclo, trigo, cítricos, pastos y alfalfares son las producciones más afectadas por los fenómenos climáticos.
Otros reportes del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras dan cuenta que de las aproximadamente 2 millones de hectáreas cultivadas en Bolivia, sólo 11% cuenta con sistemas de riego y la mayor parte se encuentra en pequeños productores, expuestos a los vaivenes del clima, logrando establecer que las regiones más vulnerables en el país son las zonas andinas, del Chaco Sur y vastas áreas del este.
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