Seúl, 28 Dic. (EFE).- Con expresivos lamentos, lloros y muestras de dolor, miles de norcoreanos se congregaron hoy en los márgenes de las principales vías de Pyongyang para ver pasar el cortejo fúnebre que transporta el féretro del fallecido Kim Jong-il.
Poco más de dos horas después de que partiera del Palacio Memorial de Kumsusan, la procesión llegaba a la céntrica Plaza Kim Il-sung, donde esperaba una multitud en la explanada y las gradas para dar el último adiós a su líder, fallecido el 17 de diciembre a los 69 años.
La televisión estatal, KCTV, retransmitió en directo el evento, con imágenes que mostraban a miles de personas, bajo una intensa nevada, apiñadas al paso de la larguísima comitiva fúnebre, en la que iba también el hijo menor y sucesor de Kim Jong-il, Kim Jong-un.
El cortejo motorizado partió del Palacio de Kumsusan, que hasta hoy acogió el velatorio del difunto líder, hacia las 14.00 horas (05.00 GMT) y recorrió los primeros metros muy despacio con el joven Kim Jong-un y un pequeño grupo de militares y oficiales caminando al lado del coche con el féretro.
Éste estaba envuelto en una bandera del Partido de los Trabajadores y colocado sobre una cama de crisantemos blancos en el techo del vehículo, precedido por otro que llevaba una enorme imagen del líder sonriente y en el traje militar caqui que era una de sus características.
Al igual que sucedió en julio de 1994 en el funeral de su padre, Kim Il-sung, fundador del régimen norcoreano y "presidente eterno", la comitiva recorrió las principales calles de Pyongyang, pero esta vez en medio de una intensa niebla y con temperaturas que rondaban los 0 grados.
La televisión estatal emite en directo el desfile, durante el que los presentadores recordaron, con gran dramatismo, los "logros" del "querido líder" y ensalzaron a su hijo y sucesor.
Kim Jong-il "era el padre del viento que sopla ahora en Pyongyang, y lo hemos perdido", dijo en un momento uno de los locutores, mientras de fondo se oían los lloros a gritos de algunos ciudadanos y las cámaras recogían sus aspavientos de dolor.
"Comandante, no se vaya", pedía a gritos ante las cámaras de KCTV una campesina, el referencia al cargo de comandante supremo de las Fuerzas Armadas que ostentaba Kim.
"Toda la ciudad está sufriendo. Es difícil aceptar esta realidad", agregó el presentador, que recalcó también: "respaldaremos a Kim Jong-un, juraremos nuestro apoyo".
La procesión, de más de un centenar de vehículos, pasa por lugares emblemáticos de la ciudad, tal y como ocurrió en el funeral de Kim Il-sung, en un cortejo casi calcado al de 1994 para, según analistas surcoreanos, afianzar la sensación de continuidad del régimen.
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