Berlín, 10 Jun. (LÍDER / EFE).- Las autoridades sanitarias, primero, y el Gobierno alemán, después, levantaron hoy la alerta sobre pepinos, lechugas y tomates crudos como focos de la infección de la "E.coli", causante de 31 muertos en Alemania y otro en Suecia, tras semanas de crisis sanitaria y daños multimillonarios en el sector agrícola.
Las sospechas sobre estas hortalizas desaparecen y todo apunta a las semillas germinadas de una granja ecológica de Baja Sajonia (norte) como el origen de una infección con un cómputo de 2.800 pacientes ingresados en Alemania, de los cuales 722 desarrollaron el peligroso síndrome urémico hemolítico (SUH).
"Con gran probabilidad, las semillas fueron la causa de la infección", afirmó Reinhard Burger, director del Instituto Robert Koch, que centraliza las investigaciones de patologías infecciosas.
"Los ciudadanos pueden volver a comer sin miedo pepinos, tomates y lechugas desde ahora mismo, siempre que guarden las debidas medidas de higiene", recalcó la ministra de Agricultura, Ilse Aigner, en una comparecencia ante los medios en el Parlamento, inmediatamente después de la conferencia de prensa de los expertos.
El primer caso de un infectado se detectó el 1 de mayo, pero hasta semanas después no se produjeron los ingresos masivos.
Desde el 25 de mayo, cuando el Instituto Robert Koch recomendó no comer estas verduras crudas, tales hortalizas habían quedado prácticamente proscritas de muchos supermercados del norte del país.
Un día después de lanzarse la alerta general, las autoridades de Hamburgo -epicentro de las infecciones- concentraron las sospechas en los pepinos españoles, tras detectarse una partida potencialmente infectada de una peligrosa y desconocida cepa de la bacteria.
La alarma sobre los productos españoles se levantó días después, pero persistió la recomendación de no consumir pepinos, lechugas ni tomates crudos fuera cual fuera su procedencia, lo que derivó en daños multimillonarios en el sector agrícola, español y alemán, en primera línea, pero también del resto de Europa.
A esa alerta sobre las hortalizas siguió, el fin de semana pasado, la lanzada sobre las semillas germinadas de Baja Sajonia como probable foco de la infección, aunque no se retiró la recomendación general sobre pepinos, lechugas y tomates.
Aigner y su colega de Sanidad, Daniel Bahr, expresaron su "alivio" por las informaciones del Instituto Robert Koch y el Instituto Federal de Evaluación de Riesgos y consideraron que "lo peor ha pasado", puesto que remitió el número de nuevos infectados, aunque no se descarta más fallecimientos, como los dos que se reportaron hoy, uno en Baja Sajonia y otro en Schleswig-Holstein.
Los dos ministros defendieron, una vez más, como "correctas" las medidas adoptadas ante la crisis y que han sido objeto de duras críticas desde la oposición alemana y los socios de la UE afectados.
"La medida fue correcta y acorde a los parámetros de los expertos ante este tipo de infecciones", señaló Bahr, para quien la recomendación contribuyó a que no se produjeran más infecciones aún, "ya que habitualmente las semillas se consumen en ensaladas".
Bahr y Aigner han sido hasta ahora los rostros visibles de la crisis, mientras que la canciller alemana, Angela Merkel, hasta ayer -en que defendió la gestión de la situación- sólo se había pronunciado al respecto a través de sus portavoces.
El silencio de la canciller, la incertidumbre en el consumidor y los multimillonarios daños en el sector agrícola han sido los principales argumentos en las críticas a la gestión de esta crisis.
Pese a levantarse la alerta, expertos y ministros insistieron hoy en que probablemente nunca se llegue a esclarecer el foco de la infección, provocada por una cepa de la bacteria identificada como 0104:H4, de la que se descifró el genoma, pero no el origen.
Los análisis realizados en las semillas de la granja de Bienenbüttel, en Baja Sajonia, dieron negativo y probablemente no quede ya rastro del agente que provocó la infección.
Sin embargo, la explotación ha quedado precintada y se parte de la base de que fue el foco de la crisis, puesto que al menos un 28 por ciento de los infectados consumió semillas de ahí.
"La labor ha sido complicada porque hubo que reconstruir qué habían consumido los afectados en los quince días anteriores, hasta establecer que el origen más probable eran las semillas", dijo Bahr.
Ha sido un trabajo de perfiles detectivescos, siguiendo la pista de los productos distribuidos por la granja en hoteles y cantinas de Hamburgo y Lübeck, más lo declarado por los afectados.
"Con gran probabilidad, las semillas fueron la causa de la infección", afirmó Reinhard Burger, director del Instituto Robert Koch, que centraliza las investigaciones de patologías infecciosas.
"Los ciudadanos pueden volver a comer sin miedo pepinos, tomates y lechugas desde ahora mismo, siempre que guarden las debidas medidas de higiene", recalcó la ministra de Agricultura, Ilse Aigner, en una comparecencia ante los medios en el Parlamento, inmediatamente después de la conferencia de prensa de los expertos.
El primer caso de un infectado se detectó el 1 de mayo, pero hasta semanas después no se produjeron los ingresos masivos.
Desde el 25 de mayo, cuando el Instituto Robert Koch recomendó no comer estas verduras crudas, tales hortalizas habían quedado prácticamente proscritas de muchos supermercados del norte del país.
Un día después de lanzarse la alerta general, las autoridades de Hamburgo -epicentro de las infecciones- concentraron las sospechas en los pepinos españoles, tras detectarse una partida potencialmente infectada de una peligrosa y desconocida cepa de la bacteria.
La alarma sobre los productos españoles se levantó días después, pero persistió la recomendación de no consumir pepinos, lechugas ni tomates crudos fuera cual fuera su procedencia, lo que derivó en daños multimillonarios en el sector agrícola, español y alemán, en primera línea, pero también del resto de Europa.
A esa alerta sobre las hortalizas siguió, el fin de semana pasado, la lanzada sobre las semillas germinadas de Baja Sajonia como probable foco de la infección, aunque no se retiró la recomendación general sobre pepinos, lechugas y tomates.
Aigner y su colega de Sanidad, Daniel Bahr, expresaron su "alivio" por las informaciones del Instituto Robert Koch y el Instituto Federal de Evaluación de Riesgos y consideraron que "lo peor ha pasado", puesto que remitió el número de nuevos infectados, aunque no se descarta más fallecimientos, como los dos que se reportaron hoy, uno en Baja Sajonia y otro en Schleswig-Holstein.
Los dos ministros defendieron, una vez más, como "correctas" las medidas adoptadas ante la crisis y que han sido objeto de duras críticas desde la oposición alemana y los socios de la UE afectados.
"La medida fue correcta y acorde a los parámetros de los expertos ante este tipo de infecciones", señaló Bahr, para quien la recomendación contribuyó a que no se produjeran más infecciones aún, "ya que habitualmente las semillas se consumen en ensaladas".
Bahr y Aigner han sido hasta ahora los rostros visibles de la crisis, mientras que la canciller alemana, Angela Merkel, hasta ayer -en que defendió la gestión de la situación- sólo se había pronunciado al respecto a través de sus portavoces.
El silencio de la canciller, la incertidumbre en el consumidor y los multimillonarios daños en el sector agrícola han sido los principales argumentos en las críticas a la gestión de esta crisis.
Pese a levantarse la alerta, expertos y ministros insistieron hoy en que probablemente nunca se llegue a esclarecer el foco de la infección, provocada por una cepa de la bacteria identificada como 0104:H4, de la que se descifró el genoma, pero no el origen.
Los análisis realizados en las semillas de la granja de Bienenbüttel, en Baja Sajonia, dieron negativo y probablemente no quede ya rastro del agente que provocó la infección.
Sin embargo, la explotación ha quedado precintada y se parte de la base de que fue el foco de la crisis, puesto que al menos un 28 por ciento de los infectados consumió semillas de ahí.
"La labor ha sido complicada porque hubo que reconstruir qué habían consumido los afectados en los quince días anteriores, hasta establecer que el origen más probable eran las semillas", dijo Bahr.
Ha sido un trabajo de perfiles detectivescos, siguiendo la pista de los productos distribuidos por la granja en hoteles y cantinas de Hamburgo y Lübeck, más lo declarado por los afectados.
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