El Alto, 8 Jul. (LÍDER / GAIA).- “Les ofrecen un poco dinero y las obligan a someterse a la violencia sexual comercial”, de esa forma, Elizabeth Zabala, presidenta de la Mesa de Lucha Contra la Violencia Sexual de la ciudad de El Alto, describió una realidad que en los últimos meses se habría incrementado en este municipio y que responde directamente al negocio clandestino de la explotación sexual comercial.
De acuerdo a la información proporcionada por la organización, estudiantes de colegios serian las principales víctimas de esta problemática, debido a que los proxenetas se apostarían en las afueras de establecimientos educativos para captar, mediante ofertas de trabajo, a adolescentes.
"En El Alto lo que mas se esta dando ahora es los proxenetas que se están apostando en los colegios y les dicen a las adolescentes que solo van a trabajar los sábados y domingos, que les van a dar una ganacia muy fuerte y les obligan a someterse a relaciones sexuales y ni en sus casas saben que estas adolescentes están ya involucradas en casos de violencia sexual comercial", reveló Zabala.
Muchos de esos casos, según Zabala, son ignorados por los propios padres de las menores, situación atribuible a las amenazas y presiones que ejercen los propietarios de lenocinios hacia las adolescentes, quienes no solo temen por sus vidas sino también por la de sus familiares.
Datos señalan que la edad de las víctimas de este ilícito va reduciéndose cada vez más al grado de llegar a niñas de 12 años, muchas en situación de calle con adicciones al alcohol, clefa, tinner e incluso drogas, problemáticas que son aprovechadas por los proxenetas para generar dependencia.
La solución, a decir de la activista, no solo pasa por prohibir la existencia de lenocinios, sino también por erradicar la demanda existente para estos negocios, debido a que al generar importantes réditos económicos cada vez existen más y más “captantes” lucrando con los cuerpos de niñas y adolescentes.
Formas de coerción
Producto de la atención de múltiples casos se logró determinar que muchas adolescentes son inmersas en hechos de violencia sexual comercial a raíz de la pobreza, realidad a la cual pretenden escapar con las propuestas laborales de desconocidos que solo las ven como una mercancía.
Una vez involucradas, los proxenetas ejercerían presión hacia las menores con amenazas de muerte no solo para ellas sino también para sus familias, en otros casos las inducen al consumo de drogas o alcohol para generar dependencia.
Problemática
Según describe la especialista, los proxenetas generalmente son los dueños de locales de prostitución, cometen también el delito de tráfico de menores, porque con una serie de ofrecimientos, trasladan a las niñas de Santa Cruz, Beni y Pando.
Las menores que están inmersas en la problemática están sometidas no sólo a la explotación sexual, sino también a la violencia física y psicológica de quienes administran su vida y cobran las ganancias.
La norma
El Código Penal Boliviano establece dos tipos de figuras en estos casos:
Si la victima de explotación sexual comercial fue trasladada de una a otra región del país se tipifica al hecho como delito de trata de seres humanos con fines de explotación, el mismo se castiga con privación de libertad de 8 a 15 años.
Mientras que si la menor no es trasladada pero si explotada sexualmente se tipifica el caso como violación, con una pena 15 a 20 años de cárcel.
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