jueves, 22 de septiembre de 2011

AÚN ES UN MISTERIO DÓNDE IMPACTARÁ EL SATÉLITE

Mundo, 22 Sep. (LÍDER / AP).- La NASA informó que los restos del UARS caerán en un radio de 800 kilómetros. El lugar exacto de la colisión se conocerá dos horas antes. Se estima que el ingreso a la Tierra ocurra durante la noche del viernes.
El viejo satélite UARS de seis toneladas se acerca cada vez más, y se espera que se estrelle el viernes contra la Tierra.
Los expertos informaron que lo más probable es que el viernes sea el día en que el satélite de la NASA se precipitará a través de la atmósfera. Se calcula que 26 pedazos, que representan 544 kilos, podrían sobrevivir a la caída. Dos horas antes del impacto se podrá saber el lugar exacto.

La NASA prevé que caiga sobre el océano, en lugar de un aterrizaje. Casi tres cuartas partes del mundo están cubiertas por agua. La Corporación Aeroespacial en California, de hecho, prevé que el reingreso se producirá sobre el Pacífico la noche del viernes, hora del este de Estados Unidos. Sin embargo, ese lapso abarca unas 14 horas.

El Upper Research Atmosphere Satellite será la nave más grande de la NASA en precipitarse sin control desde el cielo en 32 años.

Según se sabe, los desechos espaciales nunca han herido a nadie. Ni tampoco se han reportado daños materiales significativos. Eso se debe a que la mayoría de la superficie terrestre está cubierta por agua y hay vastas regiones de espacios vacíos.
Si alguien se topa con lo que supone es la pieza de un satélite, la NASA pide que no se toque: La agencia espacial dice que aunque no contiene sustancias tóxicas, pero podría tener bordes afilados. Además es propiedad del gobierno estadounidense, por lo que es ilegal conservarlo como recuerdo o venderlo por eBay. La NASA aconseja que se reporte a la Policía.

El satélite de investigación lanzado hace 20 años presumiblemente se desintegrará en más de cien trozos al entrar en la atmósfera y, aunque la mayoría se quemarán, se calcula que 26 de los trozos metálicos más pesados caerán a Tierra.

El mayor pesará unos 135 kilogramos (300 libras) y los fragmentos podrían dispersarse en un área de 800 kilómetros (500 millas) de largo.

Jonathan McDowell no está preocupado aunque está en la zona de posible impacto... junto con la mayoría de los 7.000 millones de habitantes del planeta. Trabaja en el Centro de Astrofísica del Centro Harvard-Smithsonian en Cambridge, Massachusetts.

"Hay cosas pesadas que caen del cielo casi todos los años", observó. Hasta ahora este año, precisó, han caído dos etapas de cohetes rusos.

En cuanto a la probabilidad de que le dé a alguien, "es muy escasa", dijo McDowell. "Por eso no me pondré mi casco ni me esconderé debajo de una roca".

En total, se calcula que caerán 545 kilogramos (1.200 libras) y que los trozos mayores serán de titanio, acero inoxidable o berilio. Eso representa el 10% de la masa del satélite UARS, siglas en inglés de Satélite de Investigación de la Atmósfera Superior, lanzado en 1991.

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