miércoles, 21 de septiembre de 2011

CONDENARON A 12 AÑOS A JOVEN ARGENTINO POR EL ASESINATO DE TRABAJADOR BOLIVIANO EN MAR DEL PLATA

Argentina, 21 Sep. (LÍDER).- La pena de 12 años de prisión impuso el Tribunal Oral 4, a un joven de 21 años juzgado oralmente por el crimen de un humilde trabajador boliviano, al que asesinó a golpes a fines de enero del año pasado, precisamente, el día de su cumpleaños. El hecho, ocurrido en la localidad de Batán, tuvo como protagonista a Aaron Aquiles Andrada, quien, en fallo unánime, fue declarado culpable del delito de “homicidio en ocasión de robo”.

En el caso hubo otro involucrado, Santiago Ismael Sueldo, de 19, quien terminó absuelto libre de culpa y cargo. De hecho nunca lo detuvieron y llegó al juicio en libertad. Desde la Fiscalía habían pedido 12 años de prisión para los dos. Otro sujeto, que participó del crimen, un tal Rubén Gómez, permanece prófugo con pedido de captura.
En el transcurso del debate quedó demostrado que Andrada se dedicaba a perseguir –con amenazas y golpes-, a miembros de la comunidad boliviana, práctica aberrante que aún continúa llevándose acabo en aquella zona, incluso hubo otro crimen que en estos momentos es materia de investigación.
El fallo lo dictaron los jueces Gustavo Fissore, Jorge Peralta y Alfredo Deleonardis –votaron en ese orden--, estando a cargo de la lectura la secretaria Claudia Garbagna. Representando al Ministerio Público intervino el fiscal Juan Pablo Lódola, que acusó a Andrada y a Sueldo por “homicidio en ocasión de robo” requiriendo que se los condene a 12 años.
Por su parte la defensora oficial Victoria Sosa, que asistió a Andrada; y el penalista Rodolfo Salgado, que patrocinó a Sueldo, en sus alegatos solicitaron ambos la libre absolución. El Tribunal encontró culpable solo al primero, ya que al definir la situación de Sueldo los magistrados coincidieron con su abogado en cuanto a en que no había cometido delito alguno.
En la sentencia el Tribunal ordenó el procesamiento de la testigo Nélida Torres, entendiendo que la mujer mintió para mejorar la situación del homicida.
Los dos imputados llegaron a esta instancia por resolución del titular del Juzgado de Garantías 4, Juan Tapia, que elevó las actuaciones a juicio, haciendo lugar a lo requerido por la Fiscalía 7, el 26 de octubre del año anterior. Este mismo juez, a fines de febrero de 2010, dictó la prisión preventiva de Andrada ordenando su alojamiento en la Unidad Penal 15.
En lo que respecta a Sueldo, fue a juicio porque estuvo en el momento del hecho en el cumpleaños de su amigo Andrada, y después del episodio lo vieron en el lugar del crimen donde había ido con otro más a ver que había pasado.

VIOLENTO Y AGRESIVO
Según un testigo, que dijo conocer al imputado desde que nació, lo calificó como “violento, agresivo”, y comentó a los investigadores que “le gustaba andar golpeando a los bolivianos porque les tiene rabia, porque trabajan por dos pesos y le sacan trabajo a la gente de acá”. El día del hecho, el 26 de enero de 2010, Andrada cumplía los 19 años. Y no tuvo mejor idea que juntarse con un amigo, agarrar un fierro, y salir a golpear gente.
En horas de la noche, alrededor de las 21,30, el acusado ingresó en un campo de 7 y 20 en Batán, propiedad de Guido Rueda Vaca, sorprendiendo a Hernán Valdez, de 33 años, y Amílcar Cortéz, de 30, que se hallaban trabajando en el recambio de los caños de riego.
Las víctimas fueron atacadas salvajemente recibiendo golpes en la cabeza y otras partes del cuerpo. Un testigo que observó el hecho desde una casa de enfrente llamó a la policía, y los agresores fugaron llevándose el celular de Valdez. De ahí la figura de “ocasión de robo” que se atribuyó junto a la de “homicidio”.
En el lugar se constituyó una comisión de la seccional octava iniciando actuaciones por “lesiones y robo”, siendo los heridos trasladados al Hospital Interzonal. Ambos fueron revisados y en la guardia, Valdez recibió las curaciones y fue dado de alta. En lo que hace a Cortéz, que había llevado la peor parte, debido a su estado delicado quedó internado en observación.
Dada la gravedad de las heridas Cortéz, murió cuatro días después, por lo que la justicia dispuso recaratular las actuaciones por “homicidio en ocasión de robo”.
Se ordenó entonces la captura de Andrada que terminó detenido horas después, el 31 de enero, durante un allanamiento en su domicilio en la zona de 5 y 22 de aquella jurisdicción. Al ser llevado a Tribunales para ser indagado, se negó a prestar declaración.

DICHOS COMPROMETEDORES
En el primer tramo de la investigación hubo distintos testimonios que comprometieron la situación del procesado. Por ejemplo Antonio Bonifacio Ávalos comentó a la instrucción que Andrada jugaba al fútbol en su mismo equipo, y que después del partido del sábado (el 30 de enero, precisamente el día que murió Cortéz), le había dicho que “con Rubén Gómez le pegamos a un bolita con un fierro y a patadas”.
También hubo una mujer que no dudó en señalar al imputado como “violento y pendenciero”, y contó a la policía que “siempre le está pegando a los bolivianos porque les tiene bronca, porque trabajan por dos pesos y le sacan el trabajo a la gente de acá”, y que una oportunidad tuvo que echarlo “de la puerta del almacén (en El Boquerón) porque golpeaba y robaba a los bolivianos que venían a comprar”.
No menos significativos resultaron los dichos de Horacio Torres que aseguró que a Andrada lo conoce “desde que nació”, y aquella noche observó “cuando le pegaba a alguien en el campo de Rueda Vaca”. Posteriormente se enteró que la víctima era Cortéz que era cliente del almacén.
Considerando suficientes los elementos reunidos en el expediente, Lódola pidió a Garantías que ponga a Andrada bajo prisión preventiva. A todo esto la defensora oficial Sosa solicitó la libertad por falta de mérito por insuficiencia probatoria.
Al resolver la cuestión el juez Tapia dictó el auto de procesamiento por “homicidio en ocasión de robo”, y dispuso el alojamiento del joven delincuente en la cárcel de Batán.
El 26 de octubre el magistrado elevó la causa a juicio, y tras pasar por Cámara la causa recayó en el Tribunal Oral 4 que celebró el debate y terminó condenando al encausado.

DESGARRADOR TESTIMONIO
La prueba de cargo más contundente recibida por el Tribunal para condenar a Andrada, fue la declaración Hernán Valdéz que también resultó víctima del hecho. De por sí la objetividad y veracidad de su relato no fue cuestionada por ninguna de las partes.
A pesar de su lenguaje limitado y su baja expresividad, el hombre tuvo la capacidad suficiente para comunicar con corrección lo ocurrido aquella trágica noche del 26 de enero del 2010. El testigo contó que se dirigía a trabajar en un campo en la zona de El Boquerón con su compañero Amílcar Cortéz (víctima fatal), cuando dos sujetos jóvenes comenzaron a provocarlos y amenazarlos.
Agregó que cuando se disponían a acomodar unos caños, esos mismos individuos llegaron el lugar y los atacaron con palos, produciendo la muerte de Cortéz. Reconoció a Andrada como uno de ellos en el juicio, “el más violento” dijo.
El forense que practicó la autopsia, señaló que el deceso se produjo por fractura en la base del cráneo producida por un objeto duro, compatible con un palo pesado, con el que se descargó sobre la víctima una violencia excesiva denominando la situación como “apaleamiento criminal”. Informó además, que el muerto presentaba también lesiones en la cara, producto de puñetazos y puntapiés. Esto indica que, estando la víctima en el suelo, la continuaron golpeando salvajemente.
También resultó importante la declaración de Horacio Torres, que vio a Andrada “pegándole a los bolivianos” en el campo donde trabajaban. “A Aaron lo vi clarito”, comentó sin dejar dudas.

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