miércoles, 12 de octubre de 2011

DECENAS DE MILES BRINDAN ESPALDARAZO A MORALES QUE PIDE DEFENDER PROCESO DE CAMBIO

La Paz, 12 Oct. (ABI).- El presidente Evo Morales proclamó el apoyo de decenas de miles, medio millón en las calles de La Paz, de acuerdo con estimaciones varias, al proceso de cambio que lidera desde 2006 y que llamó a defender a rajatabla, durante un multitudinario mitin verificado el miércoles a 4 días de las primeras elecciones judiciales en Bolivia y en el Día de la Descolonización.

"Ahora me doy cuenta, hermanos y hermanos, no estoy solo; hermano (vicepresidente) Alvaro (García Linera) no estamos solos, hermanos ministros no estamos solos. Está el pueblo que va a defender este proceso de cambio", afirmó ante la multitudinaria concentración en una plaza pública de La Paz y en un encendido discurso en que pidió reflexionar sobre los alcances de su política de descolonización, en la conmemoración de los 519 años del desembarco del navegante genovés Cristóforo Colón, a cuenta del imperio español en América.

El gobernante indígena de izquierdas que mostró la densidad política que apuntala su segundo mandato consecutivo, de 2010 a 2015, recibió el apoyo mayoritario de campesinos, mineros, organizaciones sociales y universitarios que horas después de su alocución desfilaban aún por las calles de La Paz.

    El mandatario, que enfrenta la campaña negativa de la oposición emplazada contra las elecciones judiciales del domingo, las primeras en la historia de Bolivia, llamó a defender el proceso boliviano instaurado en 2006, en el amanecer de su primer mandato y repeler intentos de desestabilización provenientes de la derecha criolla.

    "Y todos a defender", instó, y a plantar cara contra "quienes provocan a este proceso de cambio", dijo en momentos en que un millar y poco más de indígenas de tierras bajas caminan hacia La Paz en oposición a que su proyecto de vertebración caminera, entre el centro subandino y el nordeste amazónico, implique la reserva natural Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS).

    Los pedidos de Morales se escucharon dos semanas después que una brutal represión policial recayera sobre los marchistas indígenas en la localidad de Yucumo, en el departamento Beni.

    "Intentan dividirnos, hermanos y hermanos, como siempre dividieron antes ¿Para qué? Quieren dividirnos para que vuelta el Estado colonial, el modelo neoliberal" que su gobierno socialista puso, en los últimos 5 años, fuera de cuadrilátero.

    El mandatario, que admitió haber incurrido en errores y que, para enmendarlos, llamó a la concertación de un nuevo pacto de desarrollo nacional, desde diciembre en la configuración de una nueva agenda de gobierno, pidió asimismo conformar una unidad monolítica entorno a su revolución democrática y cultural.

    "Este proceso no es del Evo, este proceso de cambio no es del Alvaro, incluso, me animo a decir, este proceso de cambio no es del gobierno es del pueblo boliviano", afirmó al destacar el "cambio de mentalidad" que impera en las estructuras del Estado y que sus opositores quieren impactar.

    Ante más de 100.000 apostados en la hectárea de la paceña Plaza Villarroel y varias veces más en la avenida de dos vías y km y medio de longitud que la conecta con la salida a la zona sur de La Paz, Morales se dijo convencido que "el pueblo siempre estará para defender esta revolución democrática cultural, una revolución  con voto y no con bala, una revolución la consecuencia del pueblo boliviano".

    El mandatario, que destacó a los miles de "mineros, soldados del cambio" que llegaron para respaldarle, invocó también la "conciencia del pueblo" en la elección judicial del domingo, en clara alusión a la campaña en contra preconizada por la oposición y que podría dejar una medida del actual correlato de fuerzas en la siempre itinerante política boliviana.

    Al menos 5,3 millones de electores bolivianos han sido convocados a las urnas el domingo.

    Mientras se tendían las líneas de la inédita elección tendente a la reforma del sistema judicial boliviano, signado por la corrupción, los marchistas indígenas caminan a La Paz en medio de temores de que su llegada a la sede del poder político boliviano pueda enturbiar el domingo de urnas.

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