Washington, 5 Oct. (LÍDER / infolatam).- Se proyecta un crecimiento en América Latina y el Caribe de 4½% en 2011, que se moderará aproximadamente al 4% en 2012. Aunque se proyecta que la desaceleración en las economías avanzadas va a tener un efecto moderado en la mayoría de los países, hay grandes riesgos de que se produzca un deterioro de las perspectivas económicas, señaló el FMI.
En su informe sobre las perspectivas económicas regionales, publicado el 5 de octubre en Lima, Perú, el FMI señaló que los países de la región siguen beneficiándose del doble viento favor que representan las condiciones favorables de financiamiento externo y los precios aún altos de las materias primas, pese a que ahora se proyecta que ambos factores ofrecerán menos estímulo que en el pasado.
Hasta el momento en 2011, la actividad económica se ha moderado con respecto a los altos niveles alcanzados en 2010, pero se mantiene por encima de su potencial en gran parte de la región. El crecimiento ha estado impulsado por la fuerte demanda interna y liderado por los países exportadores de materias primas de América del Sur.
Más recientemente, el temor a una desaceleración mundial está comenzando a afectar a los mercados financieros de la región, y también está incidiendo negativamente en los mercados bursátiles, las monedas y las materias primas.
“Aún tenemos como escenario de base una situación en la que se mantiene la liquidez mundial y los precios de las materias primas, que denominamos, el doble viento a favor para la región”, señaló Nicolás Eyzaguirre, Director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI. Sin embargo, este viento será ligeramente más débil que en el pasado reciente”, añadió. Además, dada la situación fluida en los mercados, en el informe se señala que los riesgos a la baja podrían ser graves.
Las perspectivas económicas están dominadas por importantes riesgos
La falta de una solución decisiva en Europa a las tensiones interrelacionadas de los balances soberanos y de los bancos podría debilitar aún más la confianza y las condiciones de los mercados mundiales de crédito, lo que tendría efectos de contagio en los mercados emergentes. Análogamente, en Estados Unidos un ajuste fiscal demasiado intenso en una etapa inicial podría debilitar el crecimiento, mientras que un ajuste fiscal insuficiente en el mediano plazo podría menoscabar la confianza y resultar a la larga en un aumento de las tasas de interés.
Por otra parte, una fuerte desaceleración en Asia —provocada, por ejemplo, por una recesión en las economías avanzadas— podría afectar aún más a los precios de las materias primas, lo que tendría efectos negativos en los países exportadores de materias primas de América Latina, según el informe.
Del lado positivo, una rápida resolución de las tensiones en Europa y el mejoramiento de las perspectivas del crecimiento mundial podrían reactivar las fuertes entradas de capitales y reavivar los riesgos de sobrecalentamiento.
Recomponer los márgenes de maniobra política
Este cambio en el entorno económico plantea importantes desafíos para las autoridades de política económica. Según el informe, América Latina y el Caribe deberían, en general, mantener el rumbo actual de sus políticas económicas y seguir aplicando una política monetaria laxa y recomponiendo los márgenes de maniobra fiscal, pero también deberían estar preparados para modificar sus políticas si los riesgos señalados más arriba se materializan.
En los países de América del Sur donde el crecimiento es más vigoroso, el peligro del sobrecalentamiento se ha reducido pero no ha desaparecido totalmente, según el informe. No obstante, en las economías donde los marcos de política monetaria son creíbles y las expectativas de inflación están bien ancladas, se podría hacer una pausa en el proceso de endurecimiento monetario. De deteriorarse aún más las perspectivas mundiales, la política monetaria debería ser la primera línea de defensa.
Entre tanto, en estos países el proceso gradual de consolidación fiscal debe continuar tal como estaba planeado tanto para evitar lesionar la credibilidad fiscal como para recomponer los márgenes de maniobra de política por si los importantes riesgos a la baja sobre el crecimiento se materializan. Además, en el informe se señala que las políticas macroprudenciales deben seguir formando parte del conjunto de políticas a disposición de las autoridades de política económica para proteger la estabilidad del sistema bancario.
Las perspectivas para los países que mantienen fuertes vínculos de comercio con Estados Unidos, como México y gran parte de América Central, son un poco menos alentadoras. El informe insta a estos países a reducir la deuda pública a los niveles previos a la crisis, desempeñando la política monetaria un papel más activo en el manejo del ciclo en aquellos países con marcos de inflación creíbles.
En la región del Caribe, deberán redoblarse los esfuerzos para reducir los altos niveles de deuda, así como para abordar de manera decisiva las persistentes vulnerabilidades del sector financiero.
La amenaza de un fuerte desplome de los precios de las materias primas
América Latina es hoy tan dependiente de las materias primas como hace 40 años y sus precios son muy sensibles al crecimiento
No obstante, el análisis del capítulo 3 muestra que las políticas económicas pueden desempeñar un papel importante en mitigar el impacto de estos shocks. Los países que implementan políticas sólidas —como la flexibilidad del tipo de cambio (en casos donde la dolarización es baja) y el mantenimiento de balances fiscales y externos saludables— especialmente durante la fase de auge de los ciclos de precios de las materias primas, tienen un mejor desempeño. Esto subraya la necesidad de recomponer los márgenes de maniobra de política para que la región esté en mejores condiciones para hacer frente a un retroceso de los precios de las materias primas.
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