Resulta que los mismos ingleses que, en el siglo XVIII, se pusieron en la tarea de establecer el estándar que le serviría de referencia al mundo durante más de 120 años, en 1955 se inventaron el primer reloj atómico preciso, y empezaron los problemas.
"Desde los años '20 se sabía, y antes se sospechaba, que el movimiento de la Tierra no es tan constante como se pensaba", le dijo a al BBC Rory McEvoy, curador de horología del Observatorio Real británico. (Ver Nota)
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